Oscar, el inmortal, hacía gala de su proeza para el enceste en la Copa Intercontinental FIBA
RÍO DE JANEIRO (Brasil) - Quizás no haya habido otro jugador en la historia del baloncesto brasileño que provoque las emociones de la fanaticada como Oscar Schmidt.
RÍO DE JANEIRO (Brasil) - Quizás no haya habido otro jugador en la historia del baloncesto brasileño que provoque las emociones de la fanaticada como Oscar Schmidt.
Miembro tanto del Salón de la Fama FIBA como del Salón de la Fama de Baloncesto Naismith Memorial, la trayectoria de Oscar estuvo repleta de momentos titánicos con la selección nacional y con los diversos clubes por los que militó.
Entre estos instantes se encuentra la final de la Copa Intercontinental FIBA el 6 de octubre de 1979, cuando la máquina volcó 42 puntos para el equipo brasileño Sirio, en su triunfo 100-98 contra Bosna.
Fue solo un indicio del jugador especial en el que se estaba convirtiendo. Con apenas 21 años en ese momento, Oscar le regaló a su público una verdadera noche de emociones en el Ginasio do Ibirapuera en São Paulo.
Luego desarrollaría una magna trayectoria por la que todavía sigue siento uno de los atletas más queridos en Brasil.
Oscar tiene más puntos que cualquier otro jugador en la historia de la Copa del Mundo de Baloncesto FIBA. El anotador delantero de 2,05 metros acaparó 843 puntos en 33 partidos del torneo mundial, en el cual participó en 1978, 82, 86 y 90. Una vez logró 52 puntos en un juego contra Australia, en 1990.
Apodado Mão Santa (Mano Santa), Oscar alcanzó el podio en su primera aparición en la Copa del Mundo de Baloncesto FIBA en Manilas, las Filipinas, donde obtuvo la medalla de bronce.
El olímpico por partida quíntuple que en tres ocasiones encabezó las puntuaciones de los Juegos de Verano era popularmente reconocido en los Estados Unidos por su actuación impresionante en los Juegos Panamericanos de 1987, cuando lideró a los brasileños en su victoria por el oro frente a los estadounidenses, en Indianápolis.
Brasil estaba abajo por 14 puntos en el medio tiempo, pero Oscar, que había aportado 46 puntos, tomó las riendas de la vuelta de tuerca, y Brasil prevaleció, 120-115.
Fue admitido en la clase de 2010 del Salón de la Fama FIBA, como parte del mismo grupo de Arvydas Sabonis, otra leyenda del baloncesto que dejó su impronta en la Copa Intercontinental FIBA.
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