ARG -"Uno contra uno" con Luis Scola
Luis Scola ha sido uno de esos extraordinarios casos en el mundo en los que, desde muy niño, se supo que su futuro estaría plagado de éxito. Todos hablaban de él cuando tenía apenas 10 años y por eso no fue extraño que ya a los 14 se lo considerara la mayor promesa del baloncesto argentino. Debutó en ...
Luis Scola ha sido uno de esos extraordinarios casos en el mundo en los que, desde muy niño, se supo que su futuro estaría plagado de éxito. Todos hablaban de él cuando tenía apenas 10 años y por eso no fue extraño que ya a los 14 se lo considerara la mayor promesa del baloncesto argentino. Debutó en la Liga Nacional de ese país apenas después y muy rápidamente desembarcó en Europa, para jugar primero en la Liga LEB (Gijón) y luego en el Tau Cerámica, donde se convirtió en uno de los jugadores más respetados de España y del mundo FIBA. Hoy, es nuevo jugador de Houston Rockets de la NBA y líder del equipo argentino que buscará en Las Vegas una de las dos plazas olímpicas en juego para Beijing 2008.
¿Cuándo recordás que fue la primera vez en tu vida que dijiste que ibas a jugar en la NBA?
No sé cuántos años tendría, pero era muy chico. Quizá tres o cuatro años. Son cosas que dicen los chicos. Algunos dicen que quieren ser astronautas, otros actores, y a mí, que heredé toda esta locura del básquet de mi papá, se me dio por la NBA. Decía que iba a ser campeón del mundo, tantas cosas. La verdad es que pude cumplir gran parte de esos sueños.
¿Alguna vez estuvo en duda tu participación en el Torneo de las Américas de Las Vegas?
No, nunca. Alguien me preguntó apenas terminó el Mundial de Japón y siempre dije que iba a estar. En Houston ni me lo preguntaron. Hay que pagar un seguro, claro, pero no hubo ningún problema.
¿Cómo tomás la responsabilidad de ser uno de los pocos que quedan del equipo campeón olímpico y tu rol de liderazgo en este nuevo plantel?
Yo desmitifico un poco la figura del líder. Al fin y al cabo hay un equipo dentro de la cancha que juega, con más protagonismo unos que otros por supuesto, pero es el juego el que termina decidiendo al líder natural. No le doy demasiada importancia.
Después de haber tomado probablemente la decisión más importante de tu carrera deportiva, como lo fue rescindir con Tau para irte a Houston, ¿te es fácil meterte ahora con la cabeza en la selección?
Sí, porque al fin y al cabo sigue siendo baloncesto.
¿Cómo imaginás al equipo luego de las ausencias que tendrá la selección argentina?
Creo que vamos a tener un equipo competitivo. Va a depender de nosotros prepararnos conscientemente y hacer un buen torneo o no.
¿Molesta un poco que se hable más de los ausentes que de los presentes?
Quizá el hecho de tener un equipo competitivo da para pensar en este equipo como lo que es, y olvidarse un poco del debate de los que no van a estar. Los que no vienen tienen sus motivos personales. Yo las entiendo y respeto todas, pero ya está. Ahora esta es la selección y no hay más vueltas que darle.
¿Cuál es el objetivo, más allá de obtener una plaza para Beijing?
El objetivo es ganarle a todos. Eso puede que no sea una realidad. Nosotros vamos a conseguir un pasaje para los Juegos. Todavía no perdimos contra nadie, porque el torneo no empezó. Después en la cancha podemos ganar o perder. Esto es deporte. He jugado con equipos fantásticos y perdimos partidos inesperados y he jugado con equipos más humildes y logrado triunfos increíbles. Lo único que importa es cómo te prepares y cómo encares el torneo. Vamos a buscar la clasificación. Después conseguiremos lo que nos merezcamos.
¿A simple vista qué te parece más fácil, dentro de lo difícil que es todo, este Torneo de las Américas o el repechaje mundial del año que viene?
Fácil no es nada, eso está claro. Las dos son especialmente difíciles, con el agregado de que el repechaje no tiene una segunda oportunidad. Si perdés en Las Vegas, sabés que hay una chance más. De todos modos, es una situación común a todos, así que no significa una ventaja ni una desventaja.
¿Qué es lo bueno que podés destacar de este equipo?
Es difícil porque los equipos van sacando sus virtudes con el correr de los entrenamientos y de los partidos en el propio torneo. En cada campeonato que jugamos hemos tenido virtudes distintas. Mucha gente por ahí no se dio cuenta, pero hubo equipos con más defensa, otros con más personalidad, otros con más lucha. Va cambiando, porque los jugadores cambian, hay jugadores que tienen un gran torneo y el equipo se perfila para ese lado, o jugadores que tienen un rendimiento bajo entonces se rumbea para el otro sector. Yo creo que tenemos talento para hacer un equipo competitivo.
El hecho de que haya jugadores que hasta ahora no habían tenido tanto protagonismo puede ser positivo.
Puede ser positivo, por supuesto, si vienen con las ganas con las que seguramente vendrán.
Delfino y tu van a recibir más atención por parte de los rivales. ¿Cómo imaginás que va a ser el juego, con mucha doble marca sobre vos?
Es difícil en este tipo de torneos hacer mucho scouting. Se juega todos los días y se complica armar un buen esquema. A veces se consigue, pero creo que este equipo tiene mucho material como para no preocuparse si anulan a un jugador.
¿Sería un error pensar que el único rival en la lucha por la clasificación a Beijing es Brasil?
Sí, sería un error. Rotundamente. Podría pasar que finalmente sea ése el partido que defina la clasificación, pero hoy sería un error pensar así.