Nicolás Borsellino y su pasión por la ‘celeste’

MONTEVIDEO (FIBA AmeriCup 2017)- Su debut con la Selección de Uruguay se dio en el Torneo de las Américas del 2005. Con apenas 21 años, Nicolás Borsellino entraba en la consideración de todos por dos aspectos claves: altura y entrega. Hoy, 12 años más tardes, sus ganas de defender siempre la camiseta de Uruguay lo hacen ser uno de los jugadores más queridos por el público.

Su participación en los diferentes torneos igual no fue constante. Habitualmente integraba el grupo de Preselección, pero en algunas oportunidades quedó relegado y terminaba quedando fuera del grupo definitivo. Cada vez que estaba, su presencia se notaba y a pesar de si su rendimiento era bueno o malo, la gente siempre lo pedía.

Borsellino hizo un gran torneo FIBA Américas de México en 2015 donde promedió 10.1 puntos y 4.8 rebotes. Como siempre, su llegada fue a último momento. Capelli, entrenador en aquel entonces, tenía a Batista e Izaguirre en su consideración, pero los dos se bajaron del torneo. El ‘Tito’ como se lo conoce en su país, no estaba en la lista primaria y de hecho se encontraba a una semana de dar el examen final para recibirse de Contador Público. Llegó el llamado y Borsellino no dudó: “Me acuerdo que estaba a nada de recibirme, pero me llamó Capelli y le dije ‘esta tarde estoy ahí’, no iba a ser cuestión que se arrepintiera. Para el examen ya había estudiado, pero quería prepararme con la Selección. Finalmente me recibí y pude hacer un buen torneo con Uruguay”. Su frase de cabecera ‘a pico y pala’ es una expresión bien uruguaya que lo define a la perfección: el trabajo duro es lo que termina dando resultados y vaya si Nicolás sabrá de eso.

Pero un año más tarde llegó la sorpresa. En el nuevo ciclo que comenzaba, Marcelo Signorelli no lo convocó y no fue parte del plantel que disputó el Suamericano 2016. No fue un golpe más, sino que la ilusión era grande para el pivot: “Siempre fue un orgullo jugar por Uruguay. Pensé que iba a ser parte del proceso, ya que el año anterior las cosas me habían salido bien en México. Tanto es así que organicé mi casamiento para que no coincidiera con las fechas de la preparación y postergué mi luna de miel para poder estar enfocado en la Selección”. De todas formas todo eso quedó en el pasado: “Eso ya pasó y quedó atrás. Es parte del deporte, pero lo que tengo claro es que siempre voy a querer lo mejor para la selección, esté o no jugando” y agregó: “Además el viaje de la luna de miel lo pude hacer y de verdad lo disfruté mucho. Me quedo que finalmente viajé en una mejor época porque no hacía tanto calor en Europa (risas)”.

Nada de eso sucedió y la revancha le llegó para esta AmeriCup: “Estoy muy feliz de poder estar. Esto es lo más lindo a lo que puede aspirar un deportista, y más porque desde mi llegada uno de los puntos más alto es trasmitirle a los más jóvenes del plantel el sentido de pertenencia y que se identifiquen con esta camiseta”. Tampoco quedó nada pendiente con el entrenador tras aquella ausencia: “Tengo una relación más que normal con él como me sucede con todos los entrenadores. Para esta citación me llamó en forma directa y dialogamos sobre lo que pretendía de mi trabajo. Ahora estoy acá, disfrutando de cada momento con Uruguay”.

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