Ángel Vassallo, el Rey León
PONCE (DIRECTV Liga de las Américas) – Danny Vassallo recibía la pelota y no dudaba, lanzaba al aro si le dejaban un milímetro de espacio. Ángel Daniel Vassallo recibe la pelota y no duda, lanza al aro
PONCE (DIRECTV Liga de las Américas) – Danny Vassallo recibe la pelota y no duda, lanza al aro si le dejan un milímetro de espacioÁngel Daniel Vassallo recibe la pelota y no duda, lanza al aro si le dejan un milímetro de espacio. “Creo que está en la sangre esa similitud. Él era un poco más atlético que yo, corría más la cancha, brincaba más y donqueaba muchas más bolas. Yo soy más perimetral y tengo un poco más de fuerza porque soy más grande. Pero somos similares en la cuestión de ser buenos anotadores, de los mejores que ha habido en Puerto Rico y eso es lo que todo el mundo dice”, analiza el tirador de Leones de Ponce.
Ángel rememora sus inicios, ligados a la carrera de su papá, una estrella del Baloncesto Superior Nacional: “Comencé a los 7, en Dorado del Mar. Mi padre fue jugador profesional de baloncesto por 17 años y fue el que me enseñó los primeros pasos. Recuerdo verlo jugar desde que yo tenía 5 años. Lo vi en la última parte de su mejor momento y ya cuando se acercaba el retiro. En casa tengo guardados videos de él de sus buenos tiempos y de vez en cuando los veo para recordarle y también para seguir aprendiendo cosas nuevas”.
En 2016 cuando Ángel jugaba en Francia, en Le Havre, dejó de tener, físicamente, ese espejo donde mirarse. Debió pedir permiso para regresar a Puerto Rico a despedir a su padre, quien murió a los 55 años a causa de un cáncer. Luego de esa temporada, Ángel Vassallo ya se quedaría a jugar en Puerto Rico y no volvería a emigrar a Europa. Le Havre había sido su tercer equipo en Francia. Antes había pasado por ASVEL y primero por Paris-Levallois. El alero recuerda con entusiasmo su experiencia parisina: “Era un baloncesto diferente al norteamericano y al de nosotros. Aprendí a jugar al estilo europeo, con más sistemas en media cancha, con pase extra y también cómo ser más eficiente sin tener el balón y con pocos intentos al aro. Deportivamente fue muy bueno. Y, además, vivir 9 meses en París, una de las mejores ciudades del mundo, fue una experiencia única que siempre guardaré en mi corazón”.
Antes de su etapa profesional, Ángel se fue a Estados Unidos para estudiar y jugar al básquetbol. Así narra su experiencia: “Tuve la opción de ir a Philadelphia o a Miami, que son dos ciudades grandes y con buen baloncesto. Pero tienen una comunidad latina muy grande y yo quería ir a un sitio diferente, en el que tuviera que desarrollarme y aprender bien el idioma. Entonces decidí irme a Virginia, a un pueblo bien pequeño. Con 15 años me fui a vivir a la casa del director de deportes de la escuela, con una familia muy religiosa. Algo muy distinto a lo que yo conocía, ya que íbamos dos veces por semana a la iglesia y todos los domingos después nos juntábamos a comer con otras familias. Luego fui a Hargrave Military, una preparatoria porque mi idea era ir a la Universidad de Richmond pero el dirigente que me quería se fue a otra escuela, entonces surgió la oportunidad de Virginia Tech y decidí quedarme cerca de la familia con la que había estado viviendo. Pude jugar ahí por cuatro años, en la mejor División de la NCAA. Muchos de los jugadores que enfrenté llegaron a la NBA. Duke y North Carolina eran los equipos que yo había visto siempre en la televisión y tuve la oportunidad de enfrentarlos, algo que fue especial y pocos puertorriqueños pueden hacerlo”.
La carrera de Vassallo en Puerto Rico tuvo varios equipos antes de llegar a Leones. Pero el tiempo que ya lleva en Ponce ha convertido a Ángel en un auténtico león, en el Rey León: “Esta es mi sexta temporada en Ponce luego de un año en Caguas, dos en Guaynabo y uno y medio en Arecibo. Ya me siento como si estuviera en casa. Nunca había estado tanto tiempo en un equipo. Ya tengo un vínculo con la fanaticada, me compré una residencia aquí en Ponce. Ya soy un ponceño más y es algo importante para mí representar a Ponce, un orgullo jugar para esta fanaticada que todos en Puerto Rico saben que es especial, diferente a todas las demás ya que demanda mucho. Están en las buenas y en las malas. El año pasado comenzamos mal, íbamos últimos y ellos venían igual. Terminamos como el equipo número 1 en cantidad de espectadores”, dice Vassallo.
Ponce fue la sede del Grupo D de la Liga de las Américas 2019. Y toda la ciudad tenía la convicción de que vería a Leones festejar la clasificación para la etapa de semifinales. Pero la inesperada derrota inicial ante Libertadores de Querétaro fue un golpe del que no pudo reponerse. Otras dos caídas, frente a Guaros de Lara y Capitanes de Arecibo, marcaron la temprana despedida del equipo ponceño. “Fue una desilusión. Trabajamos un mes entero con el equipo completo. Tuvimos una de las peores eliminaciones que pudimos haber pensado. No tuvimos ritmo de juego. No fluimos como lo hacíamos en las prácticas y en los fogueos. Nos afectó que muchos jugadores quisieran resolver los partidos por sí mismos. No le dimos a la fanaticada lo que se merecía”, analiza Vassallo.
Para Ángel, la espina de no poder consagrarse a nivel continental seguirá clavada, al menos hasta su próxima participación: “En 2012 estuve muy cerca de ganarla con Capitanes de Arecibo. Después, en 2017, no pude estar en el Final Four con Leones porque me había operado. Mi deseo era poder volver a la etapa de definición para finalmente ganar la Liga de las Américas”.
En el horizonte, tras la eliminación en la Liga de las Américas, se vislumbra la esperanza de Puerto Rico de clasificarse para el Mundial. El vínculo de Vassallo con el seleccionado de su país está en su etapa final. Sin embargo, siempre hay tiempo para un momento más: “Es una situación difícil. Ya tengo 32 años y mis rodillas no son las mejores del mundo. Me gustaría que los jóvenes sean los protagonistas. Pero al mismo tiempo tenemos una oportunidad de llegar al Mundial en la última ventana. Sería muy bueno para mí poder jugar mi tercera Copa del Mundo. Siempre que esté saludable estaré disponible para representar a Puerto Rico”.
Los boricuas recibirán a Argentina, ya clasificado, y a Uruguay, en la pelea por conseguir un boleto, en los últimos dos partidos de la clasificación mundialista. Ser locales debe ser una ventaja, según Vassallo: “Tenemos que defender la casa. Debemos hacer con Puerto Rico lo que no hicimos aquí en Ponce con Leones”.
Que China sea la sede del Mundial no es un dato menor para Vassallo. “Solamente estuve una vez allí y me gustaría volver ya que es un lugar diferente. Mi excursión asiática fue cuando jugaba en los Mets de Guaynabo, en 2011. Un equipo chino, Shanxi, me quería contratar para reemplazar al importado que tenían. Estuve dos semanas entrenando con el club y finalmente no lo cambiaron porque anotó 50 puntos dos días corridos. Me dieron un dinero y me volví a Puerto Rico”.
En cualquier circunstancia, y con el uniforme que le toque vestir, Ángel Daniel Vassallo sigue lanzando al aro cada vez que le dan un milímetro de distancia. Como hacía su padre, el legendario Danny.
Pablo Cormick